L'viv (Львів, actual nombre oficial en ucraniano, Львов
L'vov en ruso,
Lemberg en alemán ,
Lwów en polaco) es una ciudad de 800.000 habitantes, la segunda más grande del país si no me equivoco. Situada al Oeste, ha sido desde siempre un importante nudo de comun

icaciones, de ahí la gran diversidad de culturas (por ejemplo, es sede del arzobispado católico, ortodoxo ucraniano y ortodoxo armenio). Hasta el año 1991 perteneció a Polonia; por eso la gente habla, además de ucraniano, polaco, y no es nada extraño ver banderas polacas por la calle, a pesar de que han estado en guerra los dos países mucho tiempo. Ahora, según nos dieron a entender, son más o menos amigos (de hecho, aspiran a organizar la Eurocopa del 2012 juntos).
Partimos hacia allí desde el edificio de la Politécnica a las 21.00 del Viernes. Polonia no tiene buenas carreteras (sólo dos o tres autovías para todo el país) pero comparando con la red de Ucrania, mejor no quejarse. Lo más curioso de la primera parte del viaje fue cómo los polacos hacían botellón en el autobús. Según nos dijeron, debe ser muy común tajarse para luego dormir. Estos polacos son cojonudos. De hecho, justo antes de subir al autobús nos dijo el jefe: "Podéis beber, pero no más de media botella de vodka que igual los de la frontera se ponen duros y no os

dejan pasar."
Sobre las 4 a.m. llegamos a la frontera; sin duda fue lo peor. Cerca de 3 horas parados sin hacer nada, dando los pasaportes un par de veces (para la Unión Europea y para Ucrania) y esperando a que los comprobaran. No pusieron ninguna pega y, después de firmar una declaración jurada o no sé qué leches diciendo que íbamos como turistas y que marcharíamos en dos días en el mismo autobús en el que entramos, pudimos reanudar el viaje.
No sé si fruto del sueño, fruto de la desesperación o qué, que fue pasar la frontera y notar la mise

ria del país. Carreteras nacionales que son como comarcales españolas, casas sin cuidar, coches antiquísimos... y sólo era la primera impresión. Como muchos de vosotros sabéis, tengo una facilidad enorme para dormir en los autobuses, así que lo siguiente que recuerdo es estar ya en L'viv. La verdad es que por el camino no debía haber mucho para ver.
Una vez allí, recogimos a dos chicas que serían nuestras guías (una lo diría todo en polaco, y la otra en inglés para los Erasmus). Dimos unas vueltas por la ciudad con el autobús, y bajamos a ver la catedral; bonita catedral pero, como la de
León, ninguna... Después fuimos a un cementerio. Obviamente estaba lleno de lápidas; lo curioso era que las esculturas que había sobre ellas eran dignas de estudiar. Muchos estilos, algunas muy grandes, otras muy bonitas, otras muy extrañas, etc. En ese cementerio se solía enterrar a la gente importante del país.
Después de comer dimos una vuelta por el centro con nuestra guía, y luego fueron algunos a la ópera (otros aprovechamos para dormir la siesta). Una vez dado el paseo de rigor y cenado, nos fuimos a la mejor discoteca de la ciudad. Cerca de 5 € costaba la entrada, pero dentro era el paraís

o. Estuvimos hasta las 2 o así, y por ello sólo me tomé un agua y una cerveza. Me clavaron la impresionante cifra de... 1.70 €!!! Increíble :D
Al día siguiente fuimos a dar otra vuelta con la guía, y después nos dejaron tiempo libre, que aprovechamos para dar unas vueltas por ahí. Yo por ejemplo estuve un rato con Santiago alejándonos un poco del centro para ver cómo era la ciudad de verdad, no la turística. La pobreza nos invadió, no como en un pueblo del Congo, pero sí como España después de la Gerra Civil (por poner un ejemplo).
Una imagen vale más que mil palabras, así que voy a poner algunas fotos para que entendáis mejor todo lo que hice el fin de semana en Ucrania:
- En la catedral hay una copia de la Sábana Santa de Turín (aquélla que no vimos cuando estuvimos de Interrail...):

- El teatro para la ópera, edificio muy parecido al de mi universidad:

- Máquina muy curiosa de café o algo por el estilo, en el que el vaso está sujeto por una cadena y todo el mundo bebe de él. Para lavarlo, se le echa un chorro de agua:

- Taller mecánico al más puro estilo Commandos... fijaos en los vehículos:

- Volveros a fijar en los vehículos. El de atrás es el de la policía, y el de alante quizá el mejor autobús público que vi en la ciudad (el resto eran minibuses todo roñosos):

- Pues un carro de estos en una plaza céntrica... no sé yo qué pintaba. Les deben sobrar:

- Aquí está una de las calles del centro. Yo estoy de cuclillas porque allí la gente, si tiene que esperar, se pone así. De hecho vimos gente de cuclillas tomándose una cerveza en la calle. Qué cosas más raras:

- Fachada del hotel donde estuvimos, en pleno centro. Por dentro también parecía muy lujoso, aunque las habitaciones no eran de mucho nivel (sin ser malas):

- Después de andar un cacho y de subir un monte, pudimos ver la ciudad desde su punto más alto. Antes era una colina más baja, pero que la aumentaron en honor a los muertos en la guerra o algo así:

- En el cementerio que os comenté, había un sitio exclusivo para los muertos en una de las guerras entre Polonia y Ucrania. Lo más impactante (para mí) no fue la cantidad de gente que murió de los dos bandos, sino la edad de algunos de ellos (vi uno de 15 años...). En el cementerio había soldados ucranianos y polacos, indistintamente.

- Y esta es la parte normal, con lápidas puestas irregularmente en todo el terreno. El cementerio es inmenso, no recuerdo las hectáreas que nos dijeron, pero muchas.

- Y aquí una foto del grupo Erasmus que fuimos (ahí seguíamos en el cementerio):

- Como podéis ver, no todo es el lujo del centro, aunque esta calle estaba justo al lado:

- Conclusión: otro territorio más conquistado para el
Reino de León: